Seis personajes muy diferentes se van presentando en escena. Su vida está traspasada por el sufrimiento. Sin embargo estos personajes, perfectamente reconocibles van a mostrar una forma de integrar el sufrimiento realmente cotidiana y a la vez sorprendente. Ahí radica la apuesta de este proyecto.
En esas situaciones el que sufre busca la belleza, ansía la belleza. Al principio la busca en el odio, en la sed de venganza o en el resentimiento. Pero luego sigue buscando, el que sufre busca la belleza una vez más. A veces la busca con tanta fuerza, con tal ímpetu, que la engendra. Engendra la belleza. Es entonces cuando la belleza se transforma en lucha, en compromiso, en amor…
Esa belleza salvará al mundo.
Imposible matar la belleza es el monólogo de un juglar que se debate entre la palabra o el silencio y que finalmente se decide a hablar. A lo largo de 70 minutos que se va transformando en los diferentes personajes. Mientras tanto mantiene un diálogo silencioso con una polea que le servirá de alter ego y que a la vez proyecta la representación a un plano simbólico.
Es un espectáculo lleno de contrastes: Es un monólogo pero se construye con diálogos, el ambiente trágico que parece dominar la escena se combina con pequeños apuntes cómicos, el lenguaje poético se mezcla con el lenguaje narrativo y la realidad más actual aparece situada en un espacio atemporal.
Autores muy diversos han inspirado los textos de este espectáculo. Destacamos por su relevancia a Dostoyvski y a Simone well. Pero los verdaderos inspiradores de este proyecto son seres humanos, anónimos la mayoría, que, en situaciones de gran sufrimiento, son capaces de mostrar una dignidad y una capacidad de lucha excepcionales.
En ese lugar es posible explorar las dos vías que transcienden la existencia: La vía del dolor y la vía de la belleza. Cuando coinciden parece que es posible creer que pueda existir algo así como la ternura de Dios.